Resumen
El acto segundo de la obra El burlador de Sevilla empieza con el Rey y su súbdito, don Diego, quienes están hablando de los problemas que causó don Juan cuando estaba en Nápoles. Ahora, don Juan tiene que casarse con la duquesa Isabela en vez de la hija de Gonzalo de Ulloa, y, por eso, el rey tiene encontrar algo para darle a Gonzalo para compensar por haberle prometido un matrimonio entre don Juan y su hija. Entonces, en el medio de esta confusión, llega el duque Octavio, proclamando su inocencia y exigiendo que el rey le permite tener un duelo con don Juan por haber tomado el honor de Isabela, la mujer que él ama. El rey habla con Octavio y, para remediar los muchos problemas que tiene en frente de él, le convence a Octavio aceptar a la hija de Gonzalo de Ulloa como su esposa, diciéndole que es la estrella de Sevilla.
Octavio y su ayudante se van y el próximo personaje que entre en la escena es la Marques de la Mota. Juntos, Mota y don Juan hablan de varias prostitutas que conocen y de las muchas burlas que han hecho. En la conversación, Mota revela que está enamorado de su prima doña Ana. Entonces, cuando Mota entra en el palacio, una mujer llega y le da una nota de doña Ana a don Juan para que él se la pueda dar a Mota. Pero, en vez de darla a Mota, don Juan abre la carta y empieza un largo monólogo en que el que expresa su orgullo de ser el ‘gran burlador de Sevilla’ y en el que lee lo que escribió doña Ana a Mota, enterándose de la reunión que ellos han organizado. Después de leer su carta, don Juan decide que va a gozar de doña Ana, pero, cuando le explica sus planes a Catalinón, su ayudante no aprueba de su burla planeada y trata de darle unos consejos a don Juan. Enojado de lo que ha dicho Catalinón, don Juan espera a Mota y, cuando regresa, don Juan le explica lo que ha dicho doña Ana, cambiando la hora de reunir desde las once a las doce. Muy contento, el marques se va a prepararse y entra en la escena don Diego, el padre de don Juan. Reprochándole por sus delitos y advirtiéndole de la justicia de Dios, don Diego le dice que el rey le ha expulsado de la ciudad. Unas horas después, don Juan va a la casa de doña Ana y trata de gozar de ella pero ella se entera de que él no es el marqués y empieza a gritar. Toda la casa se despierta, incluyendo su padre don Gonzalo, y cuando don Juan trata de salir, los dos hombres se encuentran juntos. Con la espada en la mano, don Gonzalo no le permite a don Juan pasar y ellos empiezan a luchar. Eventualmente, don Juan mata a don Gonzalo y escapa de la casa, encontrándose con el marqués en la calle. Mota va a la casa de doña Ana, pensando que es la hora correcta, y encuentra a don Gonzalo muerto. Al mismo tiempo, don Diego Tenorio llega con la guarda y ellos le prenden a Mota y le llevan al palacio. Dentro de la castilla, el rey planea por el funeral y entierro de don Gonzalo y, después, él le sentencia Mota a la muerte.
Don Juan y Catalinón se van de la ciudad después de la noche en la que murió don Gonzalo y llega a un pueblo en el campo en el que hay una boda. Entre todos, Catalinón entra y les dice que viene don Juan Tenorio. Llega don Juan y todos hablan y comen juntos. Al final, el acto termina con don Juan decidiendo que va a gozar de Aminta, la marida.
Temas
· El honor de la mujeres y el honor de la familia
o Este tema aparece cuando doña Ana grita que don Juan ha robado su honor: “Ana: No hay quien mate este traidor, homicida de mi honor? Don Gonzalo: Muerto honor, dijo, ay de mi!, y es su lengua liviana que aquí sirve de campaña.”
· La arrogancia y el sentimiento de ser invencible
o “Don Juan: Y al cobarde hace el temor. El que se pone a servir voluntad no ha de tener, y todo ha de ser hacer, y nada ha de ser decir”
o “Don Juan: Tan largo me lo fiáis?”
· La idea de la justicia de Dios
o “Don Diego: Dios te consiente y aguarda, su castigo no se tarda, y que castigo ha de haber para los que profanáis su nombre, que es juez fuerte Dios en la muerte. Don Juan: Tan largo me lo fiáis?”
· La incapacidad de los hombres
o Aparece en la historia cuando se hace evidente que don Diego ha perdido el control sobre su hijo y ahora Dios va a tener que castigarlo: “Don Diego: Pues no te vence castigo con cuanto hago y cuanto digo, a Dios tu castigo dejo.”
· La relación entre un ayudante y su señor
o Aparece en la relación entre Catalinón y don Juan especialmente cuando Catalinón expresa que no está de acuerdo con lo que hace don Juan: “Catalinón: Y también quien hace y dice pierde por la mayor parte. Don Juan: Esta vez quiero avisarte, porque otra vez no te avise. Catalinón: Digo de aquí adelante los que me mandas haré, y a tu lado forzaré un tigre y un elefante…”
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