Wednesday, May 13, 2009

San Manuel Bueno, Mártir por Miguel de Unamuno

San Manuel Bueno, mártir es una novela que nos presenta la aldea de Valverde de Lucerna, un pueblo simple que existe entre las montañas y el lago. La narradora, Angelita, creció en Valverde de Lucerna y aunque salió para el colegio, regresó a la aldea para vivir y aprender de don Manuel, que es el sacerdote del pueblo. Don Manuel, con su voz y sus milagros y su trabajo y su discípulo, Blasillo el Bobo, es el padre del pueblo, él que crea la creencia en dios y a que todos se confiesan. El único que no cree es Lázaro, el hermano de Angelita, un hombre que viajó al Nuevo Mundo. Cuando Lázaro vuelve al pueblo, él quiere traerle el progreso y la tecnología a Valverde de Lucerna. Antes de morirse, la madre de Lázaro y Angelita pide a su hijo que él se convierta a cristiano aunque él ha dicho que no crea en la iglesia ni en la actitud feudal que él ve en la aldea. Lázaro decide seguir el deseo de su madre muerta y, en el proceso de convertirse, pasa mucho tiempo con don Manuel. En esas horas largas de conversar, don Manuel se confía en Lázaro que él no cree en dios ni en la vida eterna tampoco. Don Manuel confiesa que él crea el amor de dios y la creencia en la vida después de la muerte para apoyar al pueblo y traer el contento, aunque él mismo tiene que combatir impulsos de suicidarse. Su gran sacrificio es asegurar a los aldeanos que existe dios mientras él sufre de la duda más grande. En el día de su bautismo, Lázaro relata esta confesión a Angelita, que no quiere creer pero absuelva al don Manuel después de hablar con él. Después de enfrentarse al sufrimiento de don Manuel, Lázaro se convierte en su compañero más fiel. Los dos que dudan trabajan y hablan y apoyan juntos mientras el tiempo pasa. Eventualmente, don Manuel empeora en su vejez, y todo el pueblo da cuenta de la desintegración del padre de la aldea. Antes de la muerte, Angelita pregunta a don Manuel cual es el pecado de los ser humanos, y él le responde que es el pecado de haber nacido, de ser vivo y consciente. Al final, don Manuel muere en el templo, predicando al pueblo. Su discípulo, Blasillo el Bobo, él que vive inconsciente, sigue a su padre y muere también. Lázaro continúa el trabajo de don Manuel, trayendo el contento al pueblo. Antes de morirse también, Lázaro dice a Angelita que don Manuel le dio fe, no en la vida eterna sino en el contento de la vida terrenal. Al final, Angelita se queda sola en el pueblo, y escribe una confesión de los eventos de Valverde de Lucerna y de don Manuel. Según el cuento, el autor, Miguel de Unanmuno, la encontró y publicó con una nota al final de su manera de encontrarla y con sus pensamientos finales.


Temas

· El lago y la montaña: los aspectos sobrenaturales, la relación con don Manuel (y la dimensión humana que toman con él y sus sermones), la importancia de la naturaleza como parte de la religión, como reflejan y communican los sentimientos de la gente del pueblo

· El cruz de nacimiento/el sacrificio: la relación entre don Manuel y Jesucristo (y la angustia de ambos), lo que don Manuel hace para el pueblo (en términos del conflicto entre la religión Católica y sus propias creencias), el temor de soledad/tentación de suicidio (la pesa de sus creencias)

· Conflicto entre la fe/religión y la razón: como está manifestado en la personaje de don Manuel, la idea de la religión como “el opio de las masas,” la doctrina y la representación unificada que don Manuel provee con su voz para el pueblo (aunque tiene un conflicto interno)

Citas importantes

· “Los [hechos] de don Manuel, a quien, como todo el pueblo, [mi madre] adoraba, de quien estaba enamorada—claro que castísimamente—, le habían borrado el recuerdo de los de su marido.”

· “Ya toda era don Manuel; don Manuel con el lago y con la montaña.”

· “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”

· “Mira bien si Dios te ha perdonado, que es lo único que importa.”

· “Su vida era activa, y no contemplativa, huyendo cuanto podía de no tener nada que hacer.”

· “Y más tarde, recordando aquel solemne rato, he comprendido que la alegría imperturbable de don Manuela era la forma temporal y terrena de una infinita y eterna tristeza que con heroica santidad recataba a los ojos y a los oídos de los demás.”

· “Yo no podría soportar las tentaciones del desierto. Yo no podría llevar solo la cruz del nacimiento.”

· “No es como los otros, pero a mí no me la da; es demasiado inteligente para creer todo lo que tiene que ensenar.”

· “Sigamos, pues, Lázaro, suicidándonos en nuestra obra y en nuestro pueblo, y que sueñe éste su vida como el lago sueña el cielo.”

· “Para un niño, creer no es más que soñar. Y para un pueblo.”

· “Y para un pueblo como el de Valverde de Lucerna no hay más confesión que la conducta. Ni sabe el pueblo qué cosa es fe, ni acaso le importa mucho.”

· “Mi vida, Lázaro, es una especie de suicidio continuo, un combate contra el suicidio, que es igual; pero que vivan ellos, que vivan los nuestros!”

· “¿Cuál es nuestro pecado, padre? Cuál?—me respondió. Ya lo dijo un gran doctor de la Iglesia Católica Apostólica, ya los dijo el gran doctor de La vida es sueño, ya dijo que ‘el delito mayor del hombre es haber nacido.’ Ésa es, hija, nuestro pecado: el de haber nacido.”

· “¡Hay que vivir! Y él me enseñó a vivir, él nos enseñó a vivir, a sentir la vida, a sentir el sentido de la vida, a sumergirnos en el alma de la montaña, en el alma del lago, en el alma del pueblo de la aldea, a perdernos en ellas para quedar en ellas. Él me enseñó con su vida a perderme en la vida del pueblo de mi aldea, y no sentía yo más pasar las horas y los días y los años, que no sentía pasar el agua del lago. Me parecía como si mi vida hubiese de ser siempre igual. No me entía envejecer. No vivía yo ya en mí, sino que vivía en mi pueblo y mi pueblo vivía en mí.”

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